sábado, 18 de octubre de 2014

Reino Hachemita de Jordania

Sin dudarlo, uno de los mejores viajes que he hecho, por muchos motivos que iré desvelando a lo largo de esta entrada. 
En un principio, cuando comentaba a la gente que iba a ir a Jordania, la mayoría lo veía como un destino peligroso, al que había que ir con mucho cuidado. Y es que, realmente, si miramos un mapa con las fronteras del país, la cosa parece complicada.





Tenemos al norte Siria, en plena guerra civil, e Irak, con una inestabilidad política que se traduce en atentados día sí, día también. Al oeste Israel, en el punto de mira de grupos armados, y Egipto, con constantes revueltas en la época que fuimos. Parece que al este, limitando con Arabia Saudí, la cosa estaba más tranquila.

Pero vamos por partes explicando el viaje paso a paso.

Lo primero fue buscar un touroperador que nos hiciera un circuito organizado, para no ir por nuestra cuenta a un lugar tan incierto.

Una vez hecho esto, y una vez realizadas las gestiones pertinentes, cogimos el avión rumbo a Jordania con Royal Jordanian (por cierto, con más atenciones que en Iberia).
La llegada al aeropuerto es un poco engañosa, ya que el edificio es muy nuevo y no tiene nada que ver con lo que te vas a encontrar en el resto del país.


Después de cambiar dinero en el aeropuerto, cosa que recomiendo, nos dirigimos a la zona de la aduana para que nos dieran el visado. Es un trámite lento, pero fácil de hacer. Llegamos de noche y, un conductor y un guía un poco despistado, nos estaban esperando. 
El conductor hablaba en inglés y el guía chapurreaba el castellano. En ese mismo momento tuvimos tres sorpresas, que la verdad es que finalmente, se pusieron de nuestro lado. Os cuento:
- La primera, comprobar que el circuito organizado estaba formado por dos personas: Eli y yo. El hecho de que nadie más lo hiciera nos extrañó y nos pareció raro, pero a medida que avanzaban los días vimos que eso era una ventaja, ya que teníamos un coche muy cómodo para los dos, un guía que nos daba las explicaciones sólo para nosotros y podíamos ir bastante a nuestro aire, sin estar tan condicionados por el tiempo en este tipo de excursiones, y sin tener que aguantar al típico pesado que te da las vacaciones.
- La segunda, ver que el guía que nos vino a buscar al aeropuerto no tenía ni idea de cual iba a ser nuestro recorrido. Por suerte, sólo era el que venía a recibirnos. El "verdadero" se presentó a la mañana siguiente, y éste sí que lo tenía todo programado.
- Y la tercera, comprobar que el hotel del folleto no era al que nos habían llevado. No destacaba por su limpieza y estaba vacío (de hecho cenamos los dos solos y desayunamos al día siguiente solos), pero decir que la comida estaba muy buena, cosa que nos sorprendió gratamente.


Dicho esto, os comento alguna cosa de los lugares visitados y, al final, os diré mi impresión acerca de esas vacaciones.

Amman

Capital jordana, muy parecida a otras ciudades que habíamos visitado en Egipto, con gente por todos lados, caos circulatorio y edificios muy viejos. 


No se prodiga en monumentos, aunque tiene algunas zonas interesantes para visitar, como la ciudadela, el anfiteatro romano...



Es curioso ver el contraste de las zonas más pobres, que son la mayoría, con las mansiones de la clase más ricas, situadas en una zona residencial, en lo alto de una colina.


Desde allí se pueden hacer rutas interesantes, como la que te lleva a los castillos del desierto o al castillo de Ajlún (a unos 75 km de la capital).



Jerash

Una de las visitas obligadas del país. Se trata de unas ruinas romanas, cerca de la ciudad nueva, con un estado de conservación increíble. Y eso es curioso, ya que el presupuesto del estado para el cuidado del patrimonio cultural es casi nulo. De hecho todavía queda mucho por descubrir y, en muchos casos, todo depende de la inversión extranjera.



 De camino a Petra...

Son muchos los atractivos que se pueden disfrutar en el viaje y muchos los lugares que no tienen nada que ver con los que habíamos visto hasta ahora. Estos son algunos ejemplos:

Tornados del desierto

Al principio nos sorprendió, pero con el paso de los días, es como quien ve vacas si va por Asturias. Estaban por todos lados, aparecían y desaparecían sin más. Curioso.


Castillo de Karak

Uno de los castillos más importantes de la época de las cruzadas. Gracias a su enclave, se puede apreciar una inmensa extensión de terreno.



Monte Nebo

Las vistas desde este lugar también son increíbles. Un mapa te ayuda a localizar lo que estás viendo. En un día claro puedes llegar a ver el Mar Muerto, el desierto de Judá, el valle del Jordán, Belén, la fortaleza de Herodes, las cúpulas de Jerusalén y el oasis de Jericó, entre otras cosas.
Su importancia es sobretodo bíblica. Se dice que fue aquí donde Moisés divisó la tierra prometida. A partir de aquí, se pierde su rastro.




Y seguimos con nuestra ruta...



... y llegamos a Madaba.

Madaba

No vimos apenas la ciudad. La menciono porque es una de las ciudades más cristianas de toda Jordania. Aquí hay un famoso mural bizantino con el mapa de la Tierra Santa, bastante bien conservado. Está en la iglesia ortodoxa de San Jorge.




Petra

Por todo en general, puedo decir que uno de los lugares más maravillosos que he visitado nunca. El recorrido empezaba por la mañana y acababa al mediodía. El resto del día lo teníamos libre. Pero antes de eso, tengo que decir que la tarde anterior, hubo un aperitivo perfecto llamado Little Petra (pequeña Petra).
El guía nos dijo que para ir con tranquilidad visitaríamos por la tarde este curioso lugar y, al día siguiente, tendríamos más tiempo para Petra.
La llegada a Pequeña Petra fue sorprendente, ya que no había aglomeraciones, ni gente haciendo fotos, ni vendedores ambulantes... sólo una familia de españoles (casualidad) y nosotros dos. Pudimos recorrer todo a nuestro ritmo, subir las escaleras que te llevan a un pequeño mirador y volver, disfrutando plenamente del paisaje, que incluye varias excavaciones increíbles en la roca.


Ya por la noche, nos instalamos en el hotel. El lugar donde servían la cena era espectacular. Se trataba de una terraza en la azotea, con música tradicional de fondo, y desde donde se podían ver a lo lejos las luces de la ciudad, y las estrellas iluminando el cielo, sin un ápice de contaminación.


Y por fin llegó el día de visitar Petra. Después de recoger las entradas, nos dirigimos al lugar en el que hay unos caballos (incluidos en nuestro tour). Con este medio de transporte te ahorras un poco de camino, cosa que al final se agradece.


Después de una propina, prácticamente obligatoria, al guía que llevaba el caballo, empezamos la ruta a pie.
Al principio vas caminando por un estrecho camino en medio de escarpadas montañas, que parecen cerrarse a tu paso. Después de algo más de un kilómetro, descubres la primera maravilla de la antigua capital del reino Nabateo: El Tesoro.
Este magnífico templo excavado en la roca te crea una sensación que ya no olvidas en todo el viaje. Indiana Jones puede dar buena cuenta de ello en la película de "Indiana Jones  y la última cruzada"



A partir de aquí, recomiendo hacer el largo recorrido de toda esta maravilla arqueológica con calma, ya que la distancia es enorme y lo que hay que ver es mucho. Por todos lados hay jóvenes, niños y adultos ofreciéndote burros y camellos para hacer más ameno el paseo. También encuentras vendedores ambulantes, en su mayoría niños, que te intentan vender algo. Por suerte no son tan insistentes como en otros países, como puede ser Egipto.


Plano detallado de la ciudad de Pétra, Jordania.
         Muralla              Camino de acceso
     Edificios antiguos, tumbas rupestres o templos     Edificios recientes, destinados al turismo principalmenteCuadrado doble : Altos lugares
Cuadrado con círculo  : Fortalezas de los cruzados
Cuadrado con barra : Excavación
Si llegas al final con fuerzas, no dudes en subir los 800 escalones que te separan del Monasterio, una excavación espectacular, en un entorno maravilloso, con unas vistas increíbles. Puedes encontrar amables lugareños en tiendas de campaña que te ofrecen algo de conversación, sin pedirte nada a cambio.


Existen diferentes rutas, pero haciendo la que hicimos (ida y vuelta), ya te ocupa toda la mañana.
Por suerte teníamos nuestro hotel muy cerca del yacimiento, así que, fuimos a comer a un bar cercano al que nos llevó el guía. A pesar de ser época de ramadán, son permisivos con los turistas, y nos pusieron un plato de macarrones, que todavía cuando lo pienso se me hace la boca agua.
Como estábamos cansados, pasamos el resto de la tarde en el hotel, descansando y aprovechando la tranquilidad de la piscina.


Decir a modo de anécdota, que en uno de los puestos del recinto pedimos una botella de agua. Sólo llevábamos un billete grande para pagar. Como no tenían cambio nos la regalaron. Decían que el agua es un bien que nos ha dado Dios y, por lo tanto, se tenía que compartir.

Desierto de Wadi Rum

Valle desértico, conocido por ser base de operaciones del oficial del ejército británico Lawrence de Arabia. Fue lugar de rodaje de la película cuyo protagonista era este militar. El recorrido de la visita depende del tour contratado. En nuestro caso era muy básico y tuvimos que pagar un extra "in situ" para poder ver alguna otra zona. La visita en 4x4 es toda una aventura.


Una de las sensaciones curiosas fue la subida a una de las dunas más altas del lugar.


Las formaciones rocosas, son también de gran belleza.


Mar Muerto

Otra de las experiencias, sin igual, del viaje. Lo visitamos dos veces en el recorrido.
 La primera fue en un centro lúdico en el que hay diferentes piscinas y un acceso a este inmenso lago salado, en el que no existe ningún tipo de vida.


La gran salinidad provoca que no puedas hundirte (nadar es casi imposible). Por razones obvias, no puedes meter la cabeza debajo del agua. Si tienes alguna herida, te darás cuenta enseguida al meterte en el agua.


Todo esto hace que el barro del Mar Muerto sea famoso por sus propiedades.


La segunda vez, fue porque el último hotel en el que nos alojamos dos noches, estaba en el Mar Muerto. La ubicación de los hoteles de la zona hace que no puedas hacer nada en los alrededores, pero después de tantos kilómetros recorridos, se agradecieron estos días de descanso.
 Lo peor del hotel, la aglomeración de gente en la piscina y en las cenas (recordemos que estábamos en Ramadán y por la noche se ponían finos).
Lo mejor, que estábamos a menos de 1 km del Mar Muerto y el hotel contaba con servicio gratuito de bus, toallas y tumbonas. Pudimos disfrutarlo plenamente porque no había casi nadie (a veces sólo estábamos los dos en el agua).

Opinión de Jordania

Es un país igual o más seguro que cualquiera de los países europeos que hemos visitado. Al ser un país sin riquezas naturales, nadie se mete con ellos. Tiene buena relación con la mayoría de sus vecinos.
La gente es muy amable y se puede apreciar que en su caso se cumple esa frase de "No es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita".
En época de Ramadán son permisivos con los turistas (eso sí, no os vayáis a comer un bocata por la calle).
Si vais en verano, como nosotros, preparaos a aguantar altas temperaturas. Sobretodo, beber mucha agua. A nosotros nos daban cada día una botella de agua.
Llevar la cartera llena si queréis traer souvenirs. Lo más típico de allí son las cerámicas y las cremas del Mar Muerto y, tanto unas como otras, no son precisamente baratas. Los guías te suelen llevar a una tienda donde encuentras todo.

Maratón del Mar Muerto

Aunque por razones climáticas, no es un lugar donde se realicen muchas pruebas atléticas, quiero mencionar el maratón del Mar Muerto, reservado a valientes. 
Es de gran dureza debido a la diferencia de temperatura desde que empiezas hasta el final y al gran desnivel existente. Existen agencias, como SporTravel que te organizan todo para que puedas disfrutar de esta experiencia única (vuelos, hotel, inscripción...).