martes, 28 de agosto de 2018

Descubriendo las Repúblicas Bálticas.

Nuestra ruta consistía en ir de norte a sur, haciendo un recorrido por las tres repúblicas bálticas. Visitaríamos las tres capitales, haciendo alguna parada en diferentes lugares que estaban de paso. ¡Empezamos!



Estonia



Su capital, Tallin, tiene la fama de ser la más bonita de las ciudades que íbamos a ver. Y aunque es verdad que tiene un casco histórico muy bonito y cuidado, ya veremos luego que Riga no se queda atrás.

Realmente no hay que salir de ese casco histórico para disfrutar de Tallín. El resto de la ciudad no tiene un interés especial. 
No es el mejor lugar para personas con problemas de movilidad (cuestas pronunciadas, escaleras, suelo adoquinado...), pero si estás en buena forma, es un añadido especial a la belleza del núcleo antiguo. 
Una buena manera de visitar la zona, sería ir a la parte alta, dónde se encuentran los principales miradores (como el Patkuli)



y alguna de sus edificaciones más emblemáticas como la catedral de Alexander Nevski (como ocurre en la mayoría de iglesias ortodoxas, no se permite hacer fotos en su interior. Hay gente dentro que se encarga de recordárselo a los "despistados").



A continuación se puede bajar por la adoquinada calle Pikk jalg que te lleva al centro (es una calle con encanto).
Una vez aquí, pues como se trata de un núcleo histórico pequeño, pues a callejear, eso sí, sin perderse la plaza del ayuntamiento,



una de las farmacias más antiguas del mundo (aunque en Llivia tenemos la más antigua con documentación contrastada),



la puerta Viru (una de las antiguas entradas a la ciudad)



y la torre de Catalina la gorda.

Cuando ya has hecho todo esto, pues rodea la ciudad vieja por fuera y podrás contemplar las murallas, los torreones en perfecto estado de conservación, y disfrutar de la tranquilidad de los parques que hay justo al lado (para los más cosmopolitas también hay centros comerciales cercanos, como el Viru, con gran cantidad de tiendas).



Y otra buena opción para desconectar de la ciudad es ir al museo al aire libre de Rocca al Mare, donde se recrea un típico pueblecito estonio, y donde puede verse la evolución en sus edificaciones a lo largo de los años.




Para hacer algo de ejercicio, hay un camino peatonal bastante largo bordeando la costa, que no es exactamente un paseo marítimo, pero que no está nada mal.

Letonia

Antes de llegar a Riga hicimos alguna parada por el camino que merece la pena.
Lo primero fue visitar el valle de Gauja. A los lugares que fuimos los une una leyenda, La Rosa de Turaida

Según cuenta esta leyenda, a principios del siglo XVII una pequeña niña fue encontrada por el secretario en brazos de su madre muerta cerca del castillo de Turaida tras una cruel batalla entre suecos y polacos.
El secretario la hizo pasar por su propia hija y le puso el nombre de Maija. Con el paso de los años, la belleza de Maija fue en aumento, llegando a ser conocida como La Rosa de Turaida.
Ella se enamoró de Víctor, el Jardinero en el castillo de Sigulda, y quedaban a menudo en una cueva situada a medio camino de ambos castillos.
En 1620 Víctor y Maija se comprometen, y un día ella recibe una carta de Víctor pidiéndole que vaya hasta la cueva. Cuando Maija llega, comprueba que no es Víctor quién la espera, sino un soldado polaco que trata de violarla.
Para evitarlo, Maija le promete que si la deja ir le entregará un pañuelo mágico que tiene el poder de hacer inmune a cualquier tipo de daño a su portador. Para convencerlo, le propone que pruebe con ella misma.
El soldado la golpea con un hacha y la mata, pero Maija logra conservar su honor.
Víctor enterró a su prometida en los jardines del castillo de Turaida, plantó un tilo sobre su tumba y abandonó el país para siempre.

Pues bien, hablemos de estos dos sitios:

El castillo de Turaida se encuentra rodeado de un gran valle y de una zona boscosa. El recinto donde se encuentra es un tranquilo lugar con árboles, jardines... lo mejor de todo es subir a lo más alto de la edificación. desde allí las vistas son magníficas.







Destaco también la iglesia de madera (queda de camino al castillo, en el mismo recinto)



y como no, la tumba de Maija.

La gruta de Gutmani es más conocida por la leyenda, que por lo que podemos ver. Se trata de una pequeña cueva, eso sí, en un magnifico entorno, desde donde se pueden realizar algunas rutas de senderismo.




Riga

Sin duda la sorpresa agradable del viaje. Tanto en su casco histórico como en el resto de la ciudad, puedes descubrir rincones y edificaciones increíbles.  
Si nos centramos en su casco histórico, totalmente llano y muy fácil de recorrer, destacamos la plaza del ayuntamiento con la Casa de las cabezas negras (la imagen que suele salir en las postales de Riga),



el monumento de la libertad, la iglesia de San Pedro, la catedral, Los tres hermanos o la plaza Livu.




Ya fuera de ese centro, pero muy cercano, está el mercado central, ubicado en los antiguos almacenes donde se fabricaban los zepelines de la primera guerra mundial. Lugar ideal para comprar un souvenir de esos que no ocupan espacio (porque se comen).




También justo a la salida de la zona centro está el parque Bastejkalns, donde se encuentra el edificio de la ópera, e ideal para hacer algún que otro km en modo runner.




Y ya alejándote un poco más, un gran descubrimiento. Existen unas calles con gran cantidad de edificios de Art Noveau espectacuares.







Para acabar, mencionar como no, la catedral ortodoxa de la Natividad



y el café del hotel Radisson, situado en la última planta del edificio, y desde donde se obtienen las mejores vistas de la ciudad. Vamos, que casi se puede dedicar un post entero a esta bonita ciudad.


Rundale

Palacio espectacular, con unos bellos jardines, situado a unos 80 km al sur de Riga.




Si quieres saber algo sobre este edificio, pincha el siguiente enlace del blog de los apuntes del viajero:

Palacio de Rundale

Lituania

Colina de las cruces

No se sabe a ciencia cierta cual es su origen, pero la realidad es que es un lugar que no te deja indiferente. Miles y miles de cruces de diferentes formas, tamaños, materiales... están enclavadas por toda la colina. Unas escaleras te permiten atravesarla, aunque también puedes rodearla.




Vilnius

Quizás no tiene el encanto de las otras dos capitales bálticas, pero su centro histórico no está nada mal (fuera de esta zona es todo muy "soviético"). Como edificios religiosos destaco la Catedral,



la iglesia de San Pedro y San Pablo (espectacular por dentro),



la de Santa Ana y la de San Nicolás. Tal y como pasa en Tallin, es un núcleo antiguo pequeño, así que en una mañana está prácticamente visto.
Fuera del centro se puede visitar la república de Uzupis.



La historia de este lugar es realmente curiosa. En el blog del mundo perdido podéis leer un artículo sobre este lugar:

República de Uzupis

Y para finalizar la visita de esta ciudad, os propongo acercaros al cementerio de Antakalnis, un lugar rodeado de vegetación, con mucha historia, que recuerda a los héroes de guerra, que perdieron su vida en defensa del país, en diferentes contiendas.




Castillo de Trakai

A unos 35 km de Vilnius se encuentra esta fortificación. El paisaje es espectacular. El castillo esta situado en una isla, dentro de un gran lago, a la que se accede a través de un puente, o mediante alguna de las embarcaciones turísticas de la zona. Es un lugar ideal para pasear y para realizar actividades acuáticas (patines, paddle surf, buceo... ). Es la típica foto de las postales de Lituania.





Y después de este recorrido, ya pensando en el siguiente.