sábado, 13 de octubre de 2018

90 K, Camino de la Cruz

Un manto oscuro envuelve la ciudad. Son las 6 de la mañana y por la calle sólo hay alguna pareja que vuelve de fiesta, unos trabajadores limpiando la ciudad y cerca de 1500 valientes dispuestos/as a recorrer la distancia que separa la ciudad de Murcia de Caravaca de la cruz. Son poco más de 92 km a través de vías verdes, caminos rurales y vías pecuarias, conocidos como "Camino de la Cruz". 











Por cuestiones logísticas sólo pudimos dormir unas 4 horas, así que a la dificultad de la distancia se añadía el poco descanso, y según las previsiones meteorológicas, las altas temperaturas a partir del mediodía. Según las sensaciones que experimenté, dividiré la prueba en 5 partes. 

De Murcia a Alguazas (km 0 a 25'5)

Empieza la ultra. La temperatura a esas horas es ideal. Paco sale con el grupo delantero, como es habitual, y le perdemos de vista, así que poco puedo explicar de su carrera (aunque al final daré alguna pincelada).



Goyo y yo iniciamos la aventura a un ritmo suave, que nos permite ir hablando sin problemas. La noche es cerrada y una vez sales de la ciudad, sólo ves a una distancia mínima, gracias a la luz del frontal. Nos unimos a un pequeño grupo. El terreno es prácticamente llano y los km se suceden sin darte cuenta. Vamos pasando algunos avituallamientos, que por cierto, son muy completos.



Va amaneciendo poco a poco. Llevamos ya más de dos horas corriendo. Las sensaciones son buenas. 

De Alguazas a Mula (km 25'5 a 51)

Empieza el desnivel. No se trata de grandes porcentajes, pero ya todo es con tendencia a subir. Adecuamos el ritmo, pero seguimos yendo muy cómodos. Nos da tiempo a tener alguna conversación con otros corredores. A medida que pasa el tiempo, se va notando más el calor. Ya hemos superado los 20 grados. De vez en cuando nos encontramos con alguna subida pronunciada, que hacemos andando para reservar energías.



Los avituallamientos son fundamentales para hidratarnos, comer y recibir el apoyo incondicional de esos voluntarios, que con sus ánimos te dan un plus de "gasolina". 



Y es más o menos pasando el km 40 cuando la carrera da un giro para mí (no para Goyo, por suerte). Empiezo a encontrarme con mi "tío del mazo" particular, el calor. Ya estamos a más de 25 grados y las pulsaciones se disparan. Los km hasta llegar al avituallamiento de Mula se hacen interminables. Llegamos y me siento a la sombra. Estoy fundido. En ese momento pasan muchas ideas negativas por la cabeza. Falta todavía una maratón y no soy capaz casi ni de levantarme. La temperatura seguirá subiendo. Incluso pienso por un instante en abandonar. Es entonces cuando le digo a Goyo que siga él a su ritmo y yo iré haciendo lo que pueda. Me dice que no, que hemos ido juntos y la acabaremos juntos, aunque haya que ir andando. Han sido muchos meses entrenando como para dejarlo ahora. Además ya sabía que eso podía pasar. Así que cambiamos de táctica. A partir de ahora iremos alternando la carrera con la marcha, y nuestra meta no estará en Caravaca, sino en el siguiente avituallamiento. Por lo visto no somos los únicos que hacen eso. Todo el mundo que en ese momento está cerca nuestro va andando y corriendo. A partir de entonces empieza una segunda prueba, donde Goyo, que va bien, se adapta al ritmo que marco yo. 



A todas estas, Víctor, que está siguiendo la prueba on line, nos dice que Paco ha pasado ya hace una hora por el km 51. ¿Qué se puede esperar de alguien que hace una ultramaratón cada tres o cuatro semanas? 

De Mula a Bullas (km 51 a 69'7)

A pesar de ir acumulando km cuesta arriba, el hecho de aceptar la idea de que cada vez iremos más lentos y saber que hace rato que traspasamos el ecuador de la prueba, ayuda bastante. En cada avituallamiento bebemos, comemos, nos echamos agua por la cabeza y reemprendemos la marcha caminando. Al cabo de unos minutos empezamos a correr, hasta que el cuerpo vuelve a echar el freno. Me recupero y volvemos a correr... y así hasta llegar al avituallamiento de Bullas.




Antes de empezar, pensábamos que podríamos tardar alrededor de las 12 h. A estas alturas sabemos que será algo más, pero tampoco importa mucho. El objetivo era y es acabarla, disfrutando de la experiencia. 

De Bullas a Cehegín (km 69'7 a 84)

A pesar del cansancio, se vuelven a producir circunstancias favorables, que nos hacen volver a correr en la mayor parte del tramo. Por un lado el desnivel se hace negativo y la carrera empieza a bajar hacia Cehegín. El hecho de no llevar GPS nos hace estar un poco perdidos en cuanto a kilometraje se refiere. El paisaje cambia y los árboles del camino nos ofrecen más sombras. Por otro lado, la temperatura empieza a bajar un poco y unas nubes providenciales se alían con nosotros. Y como no, mencionar esos refrescos de cola que tan bien me sientan. A lo lejos se divisa ya Cehegín. En un penúltimo esfuerzo llegamos al avituallamiento. Ya sólo quedan 8 km!!! 

De Cehegín a Caravaca de la Cruz (km 84 a 92)

Nos queda el último tramo, pero la tregua se ha acabado y el terreno vuelve a "picar" hacia arriba. En ese momento recibimos la llamada de Paco. Ya ha llegado a meta. A nosotros todavía nos queda bastante todavía. Tras un leve intento de correr, vemos que casi mejor es coger un buen ritmo de marcha, y hacer lo que queda andando.
 Y después de pasar por el último avituallamiento entramos en Caravaca, donde se anuncia el último km.





Después de la foto de rigor, seguimos un poco más, giro a la derecha, y comienza una recta pronunciada. Son los últimos 400 m. Queremos entrar a meta corriendo. Los últimos 100 m se pasan todos los males. La gente te anima, Paco nos hace un vídeo llegando (no sé de dónde saca las fuerzas).




 Goyo y yo cruzamos la meta, con los brazos en alto, repitiendo la entrada de Frankfurt y de la Desert Run, con un tiempo de 12h 31' 51". Paco había llegado hacía 2 horas!!! 





Después de una buena ducha, de vuelta a Murcia (esta vez en coche). Paco nos explicó como le había ido la carrera. La primera parte fue rápido, con los 20 primeros hasta el km 30. Luego ya fue cogiendo un ritmo de "crucero", y en los momentos más complicados iba alternando carrera con marcha rápida. 
Goyo y yo apenas cenamos esa noche, mientras que Paco atacó una buena Pizza. 

De regreso a casa 

Al día siguiente, un buen desayuno reponedor. Como el avión salía por la tarde, decidimos hacer un poco de turismo por Elche para ver la zona del palmeral, el museo arqueológico, una réplica de la Dama de Elche en un parque de la ciudad y, como no, darnos un homenaje con una buena Paella. 






Como conclusión de esta experiencia decir:
- Que no creo que vuelva a probar esta distancia (soy más de maratón de asfalto ), aunque me alegro de haberlo vivido. 
- Que confirmo que mi temperatura ideal para correr está en torno a los 10 grados. 
- Que por organización, en general, la recomiendo a los que les guste este tipo de distancias. 
- Que es muy importante entrenar bien tanto física como mentalmente. 
- Que unos buenos compañeros te facilitan "el trabajo". 
- Y que ya es momento de pensar en la siguiente experiencia...