jueves, 22 de octubre de 2015

Maratón de Murcia

Cómo ocurre en este tipo de competición, siempre hay dos partes. La primera, la que llamo invisible, que son los meses de preparación, la parte logística (inscripciones, alojamiento, transporte...). La segunda es el fin de semana de la carrera.
De la primera destaco que conseguí un magnífico estado de forma (aunque después no se pudo ver reflejado en la carrera). El alojamiento era un asunto resuelto desde primera hora, ya que íbamos a Cehegín, a la casa de Goyo. En cuanto al transporte, utilizaríamos un coche. 
Después de algunas dudas, al final fuimos cinco en la línea de salida (tres para maratón y dos para la de 11 km).
Del fin de semana, resaltar más cosas buenas que malas (sobre todo la buena compañía). El viernes por la tarde, iniciamos el viaje a Cehegín. Llegamos al pueblo con algo de retraso, por un atasco en la autopista, pero no teníamos prisa. Antes, eso sí, primera parada gastronómica en el camino.
El sábado por la mañana, después de desayunar, nos dirigimos a por el dorsal. Allí pudimos ver que íbamos a ser unos 700 participantes, lo que significa correr muy solo en la carrera.


Después de eso, regreso a Cehegín, para recorrer su casco histórico. 




Un poco más tarde nos dirigimos a Caravaca de la cruz, donde destaca la fortaleza, y la subida a la misma, ya que es parte del recorrido de la tradicional carrera de los "Caballos del vino". 





Después de un paseo por la ciudad, de vuelta a Cehegín, donde pudimos encontrar un local donde podíamos comer pasta, alimento estrella de todo maratoniano, el día antes de la cursa. Antes de las 11 h de la noche, ya estábamos todos descansando. Nos esperaba un día duro.

Día de la carrera

Nos levantamos temprano, ya que Cehegín está a unos 60 km de Murcia. Después de desayunar, nos dirigimos a la ciudad, en el tiempo previsto. Una vez allí, tras cumplir con los rituales de corredor, nos dirigimos a la salida. La temperatura de aquellas horas de la mañana, no me hacían presagiar nada bueno.


Y por fin las 8:30 de la mañana, hora del comienzo de la carrera...pero no. Algún responsable del ayuntamiento o de la policía local, decidió que no se reunían las condiciones de seguridad para empezar, así que la salida no se dio hasta pasadas las 9 h. La espera y la temperatura exterior, nos hizo "calentar" (a unos más que a otros) rápidamente.


Y comienza la carrera con diferentes objetivos. Goyo y Carlos, después de llevar un entrenamiento muy justo, a causa de una lesión, deciden ser más conservadores y correr por sensaciones. Yo me fijo correr a 4'25"-4'30" el km, para acabar aproximadamente en 3h 10'. Fina y Víctor correrán la carrera de 11 km. Fina intentando hacer una buena marca y Víctor apoyándola en la carrera.
Van pasando los primeros km y no llevo buenas sensaciones. Siento que voy elevado de pulsaciones y que hace mucho calor, pero intento seguir el ritmo previsto (gracias al GPS, porque los primeros km no están marcados). En algunos giros puedo ver a Goyo y Carlos que van juntos, por detrás de mi, pero a un buen ritmo. No están lejos. La carrera sigue y se vuelve monótona. No hay nadie animando, vas corriendo muy solo, hace calor, y a pesar de llevar buen ritmo, no me encuentro cómodo. Paso la mitad de la carrera en 1h 33'25" aproximadamente, lo que quiere decir que voy bien. En ese momento empiezo a encontrarme mejor. Los km van pasando y no estoy sufriendo tanto. Voy pasando a corredores y tengo la sensación de que la cosa va a mejor. Creo que llevo una hidratación correcta, pero me tengo que echar agua en la cabeza. Hace mucho calor (unos 26º). Me cruzo en algún punto más con Goyo y Carlos. Cada uno ha decidido seguir su ritmo, por separado.
Paso el km 33 y voy hacia el 34. Miro el GPS. Voy a 4´30". Me encuentro a Víctor. Me ofrece agua y la "papilla" de frutas que me tomo.


Pasan unos metros más...y se acaba la carrera para mi. Sin saber ni  cómo ni porqué, mis pulmones no se llenan de aire. No puedo respirar. No me duele nada, no me mareo, pero el aire no entra en los pulmones. ¿Es el calor?¿Es la fruta?¿Es un síntoma de algo?...me paro. Se me pasan muchas cosas por la cabeza en un momento. Como después me dijo un amigo, hay muchos maratones, pero sólo un Mario. Quedaban apenas 8 o 9 km, pero no se puede jugar con la salud. Me siento, y poco a poco, con la ayuda de otro corredor, Víctor y Fina, que por cierto, se llevó el trofeo a la primera clasificada de su categoría,voy recuperando el aliento. 


Todavía no sé a día de hoy si hubiera podido recuperarme un poco y seguir, pero a toro pasado, las cosas se ven diferentes. 
Al cabo de un rato, con una buena dosis de sacrificio, llegan Carlos y Goyo. El tiempo es lo de menos. Son unos campeones y han logrado cruzar la línea de meta.



Goyo llega algo más tocado, pero después de una buena dosis de azúcar, se va recuperando.
Después de todo, vuelta a Cehegín, eso sí, con entrevista no sé para quien exactamente (se me olvidó preguntar).


Una buena comida reponedora en Cehegín y vuelta a casa. 
De todo se aprende, y de esto también. Por suerte, estos tres meses de entrenamiento han servido para ponerme en forma, para afrontar nuevos retos en otras distancias y, quien sabe, si para volver a intentar hacer una buena marca en la distancia de Filípides.