viernes, 15 de octubre de 2021

Copenhague en 4 días

 Después de una época complicada por el Covid19, tocaba (menos mal) realizar el primer viaje al extranjero, cogiendo un avión. El destino era Copenhague, una ciudad que no ponía muchas trabas a los turistas que queríamos entrar (en nuestro caso, suficiente con la pauta de vacunación completa).

El trayecto en avión no resultó para nada molesto a causa de las medidas de seguridad por el covid. Aparte de tener que ir con la mascarilla puesta, todo lo demás son ventajas. Gente saliendo ordenada, poco equipaje en cabina... 

Pero vamos al viaje. Copenhague es una ciudad pequeña, pero con muchos atractivos turísticos. Así que si vas tres días, te harás una idea bastante buena del lugar, pero si dispones de una semana, tampoco te aburrirás. En nuestro caso fueron cuatro días, y esto fue lo que hicimos...



Dia 1

Llegamos cerca de las 13h. Existen diferentes opciones para desplazarte al centro. Nosotros optamos por el metro (que por cierto, funciona sin conductor). En unos veinte minutos llegas a la ciudad. Comimos un bocadillo y empezamos nuestro recorrido a pie.





 La primera parada fue Christania. 



Es un barrio alternativo , o como dicen allí, una República independiente con sus propias normas. Había leído mucho acerca del lugar. Que la policía no entraba, que se vendían drogas blandas, que la gente era muy hippy...y aún así, te sorprende cuando lo ves en directo. Puedes pasear por allí con total tranquilidad. Hay locales de arte, bares, puestos en los que se vende de todo...

Lo ideal es perderte por sus calles y sumergirte en ese ambiente bohemio, eso sí, sin hacer ninguna foto, que está prohibido (salvo en algunos lugares concretos) y te puede caer una buena bronca (o algo más) si lo intentas. 

A continuación, y sin buscarlo, fuimos a parar a uno de los lugares más fotografiados de la ciudad, Nyhavn. Inconfundible con sus casas de colores al otro lado del canal, y lleno de terrazas con mucho ambiente. 



Aquí puedes subir a uno de esos barcos que te hacen un recorrido por parte de la ciudad. No lo cogimos porque estaba lloviendo y son "descapotables".

Cuando acabas de cruzar esta zona, hacia el norte, vas a parar a una de las plazas más bonitas de la ciudad, Kongens Nytorv. Ideal para tomarte unos minutos de descanso. 


Una vez aquí hay varias opciones. Nosotros optamos por ir dirección Orsterdparken, una de las múltiples zonas verdes de la ciudad. Pero antes entramos a los jardines del castillo de Rosenborg. Muchas familias danesas vienen aquí a pasar las tardes de verano.



Después del paseo, y con el cansancio acumulado, nos dirigimos al hotel, situado en pleno centro, en la misma plaza del ayuntamiento. Por el camino entramos a un supermercado para hacer algunas compras para la cena, y corroboramos tres cosas:

- Que Copenhague es caríííííííísimo!

- Que como en España no hay supermercados en ningún sitio (poca variedad de productos).

-Que  allí no existía la pandemia. Ni rastro de mascarillas en ningún lugar, ni exterior, ni interior.


Dia 2

Nos esperaba un día intenso, así que como acostumbramos a hacer, nos levantamos pronto, y en un paseo de unos 40 minutos, ya estábamos en nuestra primera parada, el icono por excelencia de la ciudad, la Sirenita. Recomiendo hacer esta visita a primera hora de la mañana, porque de esta manera puedes hacer las fotos que quieras desde todos los ángulos. Si vas muy tarde se llena todo de turistas.



Después nos dirigimos a la fortaleza de Kastellet, un recinto con forma de estrella por el que se puede dar un agradable paseo. 



No te pierdas antes de llegar, la fuente de Gefión y la iglesia St Alban´s.



Nuestra siguiente parada iba a ser la zona del palacio de Amalienborg, donde reside habitualmente la familia real (es curioso, que sin las medidas de seguridad que se ven en otros paises). Como empezó a llover, hicimos la visita de la iglesia de mármol, justo al lado. Se trata de una iglesia circular luterana, que data del siglo XVIII, y que tiene la cúpula más grande de toda escandinavia.



Unos minutos antes de las 12 h, nos dirigimos otra vez, con el cielo todavía cubierto, al palacio de Amalienborg, ya que se iba a producir el cambio de guardia. Hemos visto diferentes cambios de guardia en muchos países, y éste es uno de los que menos nos ha impresionado. Unos soldados están formando a la puerta de uno de los palacios, llega otro grupo de soldados (que seguro que en el argot militar se llama de alguna manera), se quedan un rato mirándose, se relevan...y poco más.



La siguiente parada del camino, y nunca mejor dicho, porque estuvimos un buen rato dentro de un parking esperando que parara un poco de llover, fue el edificio de la bolsa, con una cúpula que se eleva en espiral, dándole un "toque" diferente a este edificio de finales del SXVI. No se puede visitar, así que tienes que conformarte con la visión exterior.



Como habíamos quedado un tanto mojados, cogimos comida en un burguer y nos fuimos al hotel.

Ya por la tarde, tocó hacer la visita a otro de los puntos estrellas del recorrido, el parque de atracciones de Tívoli.



 Merece la pena pagar sólo para dar una vuelta por sus instalaciones. Los edificios, las atracciones, los puestos...te trasladan a épocas pasadas. 



Se pueden comprar tickets dentro del parque para subir a las atracciones. Nosotros no lo hicimos. Además de ser caras, no son muy espectaculares, comparadas con otros parques temáticos como Port Aventura, la Warner...

Si te quedan fuerzas, espérate a la noche para ver todo iluminado. 

Había sido un día intenso. Volvimos al hotel a descansar.


Día 3

Esta vez el día empezó pronto para mí. La noche anterior había estado mirando un mapa de la ciudad. Mi intención era hacer un poco de running por alguno de los parques de Copenhague (unos 10 km). El destino elegido fue el parque de Frederiksborg Have. Y la verdad es que no defraudó. Un auténtico pulmón verde en medio de la ciudad. Eran poco más de las 7h y ya habían unos cuantos corredores disfrutando de ese maravilloso lugar. 



Ya de vuelta,  seguimos con el planning.  Teníamos que coger un tren, que en poco más de 45 minutos nos iba a llevar a Helsingor. Concretamente al castillo de Kronborg, donde se sitúa la historia de Hamlet. 



Desde la estación hay un pequeño paseo. Lo que hicimos fue comprar el ticket y hacer la visita libre (siguiendo un recorrido establecido). Al acabar, un paseo por los alrededores del castillo, con unas buenas vistas al mar y al litoral sueco. Se acercaba la hora de la comida y fuimos al centro del pueblo, pasando antes por la figura plateada del sirenito, que se encuentra en la zona de amarre del puerto. 



Dentro de los precios desorbitados de todo el país, nos llamó la atención un restaurante italiano, así que entramos (justo cuando empezó a caer un chaparrón de esos típicos de los países nórdicos, que aparecen de repente). 



Ya de vuelta otra vez, nos quedaban un par de cosas por hacer:

Lo primero fue recorrer una de las calles peatonales más largas de Europa, la calle Storget. Es una zona de tiendas y más tiendas y algunos  restaurantes. Aprovechamos para hacer algunas compras en las tiendas de souvenirs. 



Después nos dirigimos a la Rundetaarn, que es una torre del SXVII. Destaca su pasillo, que es la manera de acceder a la parte más alta. Una rampa helicoidal que recorre 7 vueltas y media.




 Desde arriba tienes una de las mejores vistas de Copenhague. Este edificio forma parte de la iglesia Trinitatis, que visitamos al día siguiente. 



Después de otro día intenso, de vuelta al hotel. 


Día 4

El último días en cualquier ciudad se hace un poco raro. Si tienes que coger un vuelo siempre vas un poco más condicionado. 

Lo primero que hicimos por la mañana fue ir a la iglesia Trinitatis. Visita rápida. Es un edificio muy austero. Seguimos el recorrido hasta el jardín botánico. Para dar un paseo está bien (es gratuito). Y aunque no se debe comparar, los he visto mucho mejores en otras ciudades, como en Edimburgo. 



Ya  habíamos visto todo lo que queríamos ver, así que dimos otra vuelta por el centro, haciendo tiempo para la hora de comer. 

Después de reponer fuerzas, otro pequeño paseo por "los lagos" de Copenhague, que son una fila de tres lagos rectangulares cerca del centro de la ciudad. Muy transitado por ciclistas y corredores. 



Y aquí acabó el recorrido. En unos 25 minutos ya estábamos en el aeropuerto. Se había acabado la escapada, pero en tres días nos íbamos a Fuerteventura. Por fin empezábamos a disfrutar de un verano "normal".