martes, 8 de octubre de 2019

Por tierras cántabras

Después de nuestra ruta por tierras escocesas, todavía teníamos ganas de verde. Para poder hacer algo de mar y algo de montaña, decidimos ir a esa tierra, que promociona también su presidente Revilla. 
Ya conocíamos algunos pueblos, pero pudimos descubrir otros muchos.
Nuestro campamento base fue Loredo (con "O"). Un lugar muy tranquilo de playa, con unas aguas frecuentadas por surfistas principiantes.


Os comento algunas cosas de cada lugar:

Santander

Bonita ciudad con un carácter muy señorial. Fuimos, coincidiendo con la fiesta mayor, así que la animación era espectacular (conciertos, puestos, feria...). En mi opinión, hay 3 zonas que no te puedes perder. Es un recorrido largo, pero entretenido.
Lo primero es dar un paseo bordeando la playa del Sardinero. Al paisaje marítimo, se le suman los edificios y jardines que te vas encontrando, entre los que destaca el del casino.



Después dirígete hasta la península de la Magdalena. En lo alto podrás admirar el palacio que lleva el mismo nombre.


Curioso es ver un pequeño zoo marino al aire libre. Puedes hacer el recorrido circular. A ver si encuentras la estatua de Félix Rodríguez de la Fuente!
Para acabar, toma unas tapas en el casco antiguo. Perdiéndote por sus calles encontrarás varias opciones.
Aparcar aquí, tarea difícil (opciones de pago).

Santoña y Laredo

Si me tengo que quedar con una, me quedo con Santoña. Tiene unas calles animadas, un bonito paseo marítimo y, sobre todo, unas anchoas para chuparte los dedos. No dejes de probarlas.



Laredo me pareció más, el típico pueblo que ha perdido su esencia, en pro del turismo. Aquí figura a día de hoy, el récord de los 10 km en ruta (Toni Abadia 27'48'').



Fácil aparcamiento en los dos pueblos.

Castro Urdiales

Pueblo pesquero con encanto. Parece muy típico decirlo, pero lo ideal es perderse por sus calles. Visita obligada es la iglesia de Santa María de la Asunción. Fue una grata sorpresa. Desde allí, las vistas del Cantábrico son espectaculares.




Para poder aparcar hay que pagar sí o sí.

Cabárceno

Aquí no hay que venir con prisas. Puedes pasar el día entero. Así que lo mejor es venir a primera hora de la mañana. Accedes con el coche por una especie de peaje, dónde te venden la entrada. A partir de aquí, se trata de ir con el coche por todo el parque e ir estacionándolo en determinados lugares habilitados y poder contemplar los animales del parque, que están en semi libertad.

El mapa que te dan en la entrada, y los carteles, no están muy claros. Pero no te preocupes, hay diferentes caminos para poder volver, si te has perdido algo. Os aconsejo que llevéis unos prismáticos, ya que algunos animales quedan muy lejos.
Con la misma entrada, tienes acceso a los teleféricos que recorren el parque, y desde los que tienes otra perspectiva diferente.



Para comer está la opción del restaurante, pero nosotros preferimos llevarnos picnic. Hay un gran sitio acondicionado con algunas mesas, sombras, papeleras...

San Vicente de la Barquera

Sólo puedo hablar de su playa, ya que no entramos al pueblo. Es de esas que le gustan a los surfistas, con olas y más olas. Hay un gran aparcamiento de pago.


Potes

El pueblo que más nos sorprendió. Cada rincón era digno de hacer una foto.



Sus calles empedradas, sus casas de piedra, su paseo por el río...



A todo esto hay que añadir la gastronomía. No dejéis de probar el cocido montañés. Espectacular!



En la entrada del pueblo se aparca fácilmente.

Comillas

Podéis pasear por el pueblo, pero destaco la visita por dos cosas.

La primera, porque es donde se encuentra uno de los edificios que Gaudí proyectó fuera de Catalunya: el Capricho



Os dejo el enlace de la página oficial:

https://www.elcaprichodegaudi.com/

La segunda sorpresa está en las afueras del pueblo, a unos 10 km, pero dentro del municipio de Cabezón de la sal. Se trata de un bosque de secuoyas, que fue plantado con la idea de aprovechar la madera (durante la época franquista), pero fue un fiasco. Por suerte lo dejaron como lugar de paseo. Es un remanso de paz. No es fácil aparcar.




Playa de Noja

La más bonita de todas las que visitamos. Aguas tranquilas y cristalinas y poca gente, hacían la combinación perfecta. La pega es que si vienes tarde, cuesta aparcar (no fue nuestro caso).




Bárcena Mayor

Pueblo de piedra, que ostenta varios títulos de "mejor cocido montañés". Realmente son dos calles, y algunas más pequeñas que la cruzan, pero están muy bien cuidadas y al ser de piedra, le dan un encanto especial. Desde ahí se pueden hacer algunas rutas a pie.



A la entrada hay un gran aparcamiento, pero se llena fácilmente.

Santillana de Mar

Ya habíamos estado aquí hace muchos años, y en esta segunda visita nos decepciono un poco. El encanto de sus calles y casas, se veía reducido por las masas de gente y más gente paseando, y los comercios y más comercios que se habían abierto. Parecía un parque temático. Aquí se encuentra el museo de la tortura. No entramos, porque ya lo habíamos visitado hace años.




La única opción de aparcamiento es la zona de pago.

Cueva del Soplao

Hemos visitado tantas grutas, que esta tampoco destaca por algo especial. Dicen que es una de las cuevas con más estalactitas excéntricas que existen (que crecen hacia afuera). Para acceder al interior, se hace con un "trenecito".



Es necesario reservar, por si acaso. Hay mucho aparcamiento. Eso sí, cuidado con el GPS, que te lleva a una carretera cortada. Haced caso de los letreros que os vais encontrando.

Y ya fuera de la ruta cantábrica, nos acercamos a Bilbao. Yo ya conocía la ciudad, pues hacía 9 años había corrido el maratón, pero la cercanía fue un punto a favor para dar un paseo por la ciudad. Al ser un sábado de julio, la zona azul era gratis, así que aparcamos sin dificultad.
Dimos un paseo por los alrededores del Guggenheim.


Después seguimos el curso de la ría, hasta llegar al centro. No puedes irte sin tomar unos pinchos en alguno de los bares de las siete calles.



Después, el camino de vuelta, admirando edificios como el teatro Arriaga, el mercado de la Ribera o el reformado estadio de San Mamés.


Y este fue nuestro recorrido por esta bonita zona. Esta vez le di un descanso a las bambas de running.

jueves, 3 de octubre de 2019

De paseo por Edimburgo

Sin duda, para los que escapan de las sofocantes temperaturas estivales, es el destino ideal. Nada más llegar al aeropuerto, una leve y fina capa de lluvia, acompañada de un fresquito agradable,  nos vino a recibir. 

Existen diferentes opciones para llegar al centro. Nosotros optamos por el autobús, que nos dejaba más cerca de nuestro apartamento, a unos 25 minutos andando del centro.
Edimburgo es una ciudad que se puede recorrer perfectamente a pie, aunque precisamente llana, no es. Y ¿que se puede hacer por esta bonita ciudad? Pues os doy algunas pistas:

Visitar el castillo

Recorrer tranquilamente todos los recintos que lo forman, puede llevar toda una mañana (hay que ver los museos, capilla, prisiones, el cañón de la una en punto...). Se forman grandes colas para comprar las entradas y después acceder al recinto, pero avanzan rápidamente. Recomiendo realizar la visita en el sentido inverso al que figura en el mapa, para evitar durante un rato las aglomeraciones.






Hollyrood house

Es el palacio de la reina cuando visita Escocia. Puedes visitar a tu aire con una audioguía, las diferentes estancias y jardines que forman este conjunto arquitectónico. Recomendable.




El museo nacional de Escocia

Se acerca bastante a otros museos de arte moderno que he visitado, pero con una gran variedad de estilos y culturas representados. Es gratis.




Los miradores de la ciudad

Hay sobre todo dos lugares, desde donde se obtienen las mejores vistas de la ciudad.
El primero de ellos es Calton Hill. En un breve paseo, eso sí, todo cuesta arriba, llegas a esta pintoresca colina. Aquí se encuentran diferentes monumentos, que puedes aprovechar para poder hacerte una buena foto, con la ciudad como telón de fondo.




El segundo es la colina de Arthur's Seat. Para llegar hasta aquí, el paseo es un poco más exigente. Las vistas también son espectaculares. Es un excelente lugar para tomar una buena dosis de oxígeno.




Las calles más conocidas

Aunque existen muchas calles conocidas, me quedo sobre todo con dos: la Royal Mile y Victoria Street.
En la Royal Mile se concentra la "esencia" de la ciudad. Va desde el castillo hasta Hollyrood house. En ella hay restaurantes, tiendas, la Catedral de St Giles, artistas callejeros, atracciones turísticas, los closes (callejones que se adentran entre los edificios)...




Victoria St es más corta, pero tiene mucho encanto. Es la típica foto de postal, con sus casas de colores.




Los jardines

Son muchas las zonas verdes que te vas encontrando por toda la ciudad, cosa que no es extraña, si se tiene en cuenta los días de lluvia que se contabilizan en un año (más de la mitad).
Vamos a destacar tres lugares: Princess street, the Meadows y el jardín botánico.
Princess street es el jardín más céntrico y bullicioso de la ciudad. Es un bonito espacio para tomar un helado, mientras tienes una perspectiva diferente del Castillo. Cerca de este parque encuentras también varios restaurantes, tiendas...




The Meadows es para mi gusto, la zona verde de descanso y ocio por excelencia. Estuvimos un par de veces aquí, "letargando" un rato de las largas jornadas de turismo. Puedes ver a niños y no tan niños jugando al fútbol, probando el frisbee, corriendo, tumbados en el césped, viendo una peli en el cine de verano...




El jardín botánico es también una zona de paseo y de desconexión para turistas y autóctonos. Tal y como pasa en otros lugares públicos, éste también es gratis.





 Dean Village

Es como un pueblo dentro de la ciudad, con unas construcciones pintorescas. Una buena opción es la de dar un paseo por una zona boscosa que recorre la zona de punta a punta (water of leith). Parece que te has trasladado a otro siglo.





Dependiendo de los días que estés, puedes hacer de más y de menos. Como íbamos a estar varios días, optamos por ver también otras zonas de Escocia.

Los lagos

El país entero está lleno de lagos. Encuentras agua por todas partes. De hecho, los habitantes de Escocia no pagan un recibo del agua. Es normal pedirla en algún establecimiento y que te la sirvan del grifo, muy buena, y gratis.
Cada lago tiene su encanto. Nosotros visitamos tres..

Del lago Lomond, destacar que tiene un bonito paseo en sus márgenes. Junto a él, coincidió en la época que fuimos, que se celebraban los juegos de las Highlands (lanzamiento de tronco, carreras, peso...). Curioso.




El lago Katrine es el más bonito, por el lugar donde está, rodeado de verde por todas partes. También tiene un paseo espectacular (buen lugar para el running).




Por último, el mítico Lago Ness. Unos barcos, tipo ferry, hacen un bonito recorrido de unos 50' alrededor del lago. Uno de los tripulantes va contando la historia del lago, con toques de humor. Mientras navegas vas viendo la profundidad del lugar donde estás. Yo diría que pude ver a Nessie.



El valle de Glencoe

Es la típica foto de postal, con el valle que se abre paso entre las montañas. Si hay un poco de niebla, resulta todavía más espectacular.




Glasgow

La visita a esta ciudad fue como la del médico. La vimos un poco de paso. Sí nos dio tiempo a entrar en la catedral y pasar por alguna de sus calles (con auténticas obras de arte pintadas en la pared). Dejaré mi valoración para una futura visita, quien sabe si en forma de maratón.




Decir para acabar, que además de verde y más verde, durante el recorrido hicimos alguna parada fotográfica interesante, como en la escultura de los Kelpies...



...en el castillo de Doune (de Juego de Tronos)...



... o en el Commando memorial.

Si quieres hacer running, existen muchas zonas verdes espectaculares. Dentro de Edimburgo con tantas subidas y bajadas puedes hacer unas buenas piernas.