Cuando planifiqué esta ruta, consulté varios blogs de viajes. Fue difícil escoger que castillos visitar o no. Al final hice una lista con los que muchos blogueros calificaban de "imprescindibles". Dentro de estos elegí algunos para visitar por dentro y otros a los que solo vería desde el exterior sin pagar entrada. Hay que tener en cuenta que muchos de ellos no puedes verlos ni por fuera, si no compras el tiquet.
En todos los Castillos hay aparcamiento (a veces gratuito y otras de pago).
Castillo de Cheverny
El castillo que sale en Tintín. Bonito por dentro y con un espacio exterior que invita al paseo y a la relajación.
A las 13 h le dan de comer a los perros. Decenas de ellos, se amontonan al lado de su cuidador. A su señal, se lanzan todos a comer. Curioso.
Hay que pagar para verlo.
Castillo de Chenonceau.
Para mi gusto, el castillo más bonito de todos, visto desde fuera. La magia del lugar es una suma de la belleza del edificio, junto a su situación, encima del agua. Interesante también por dentro, donde destacan sus cocinas, con toda clase de aperos culinarios.
También podéis dar un paseo por el exterior y visitar una granja típica del siglo XVI y sus jardines.
Parece que hay que pagar para verlo, aunque sea por fuera, pero vimos a gente que venía por otro camino y podía gozar igualmente de unas buenas vistas. Tengo mis dudas.
Castillo de Villandry
Es conocido sobre todo por sus jardines. Tienes la opción de comprar la entrada para todo el recinto, o sólo para sus jardines, y eso hicimos. El diseño es fantástico. Cada rincón invita a la contemplación, al descanso y, como no, a hacer una buena foto.
Hay que pagar para poder ver algo del castillo o jardines.
Castillo de Ussé
Lo vimos muy de pasada. Muy bonito por fuera. Sólo paramos para hacerle la foto. No es el que más me impresionó (aunque es uno de los mejores valorados por la gente). Se ve bien sin pagar.
Castillo de Chaumont
El edificio por fuera es muy bonito, pero por dentro tiene poca cosa. El espacio exterior es enorme. Los jardines están construidos siguiendo diferentes estilos. Existe una mezcla de naturaleza y arte. Te puedes pasar en el recinto, perfectamente medio día. Es el más caro de los castillos visitados (no sé muy bien por qué). Hay que pagar para verlo.
Castillo de Chambord
Es la estrella del recorrido. Ya desde que aparcas puedes ver el edificio en todo su esplendor. Te puedes encontrar con mucha cola para comprar la entrada, pero hay tantas taquillas, que va todo muy rápido. El recorrido por su interior es un poco caótico. A destacar el diseño de su doble escalera interior. El hecho de que haya tanta gente, le resta algo de encanto, pero en época estival, es lo que hay.
Pagando el parking ya lo puedes ver, pero recomiendo entrar.
Castillo de Sully-sur-Loire
Lo íbamos a ver sólo por fuera, y quedaba un poco alejado de la ruta, pero merece la pena. Aparcamos el coche y lo rodeamos, en un paseo de apenas 15 minutos. Es un castillo de postal, ya que parece que esté flotando encima del agua. Se ve por fuera sin pagar.
Castillo de Blois
Fuimos más por ver el pueblo que por el castillo (muy "normalito" visto desde fuera). El casco antiguo es pequeño y tiene alguna de esas típicas casas de madera tan frecuentes en la zona. Al lado del castillo hay unas calesas a modo de bus turístico (encontrarás también en la misma plaza, la casa de la magia).
Lo que más me llamo la atención del pueblo es una escalinata, que a medida que te vas alejando, puedes descubrir una obra de arte. Cuando fuimos nosotros estaba representado el retrato de la Gioconda. Por lo que sé, van cambiando.
Castillo de Saumur
En lo alto del pueblo, puede verse este castillo de cuento. Se visita rápido (la parte exterior), porque no hay mucho para pasear por los alrededores. Además del castillo, destacan las vistas de la localidad. No hace falta pagar para verlo por fuera.
Castillo de Angers
También lo vimos sólo por fuera (sin pagar). Es más parecido al típico castillo de torres y almenas que se ven por España. Hay unas rutas, marcadas en el suelo, para poder visitar el casco histórico sin perderte.
Hay que pagar para verlo.
Castillo de Chenonceau.
Para mi gusto, el castillo más bonito de todos, visto desde fuera. La magia del lugar es una suma de la belleza del edificio, junto a su situación, encima del agua. Interesante también por dentro, donde destacan sus cocinas, con toda clase de aperos culinarios.
También podéis dar un paseo por el exterior y visitar una granja típica del siglo XVI y sus jardines.
Parece que hay que pagar para verlo, aunque sea por fuera, pero vimos a gente que venía por otro camino y podía gozar igualmente de unas buenas vistas. Tengo mis dudas.
Castillo de Villandry
Es conocido sobre todo por sus jardines. Tienes la opción de comprar la entrada para todo el recinto, o sólo para sus jardines, y eso hicimos. El diseño es fantástico. Cada rincón invita a la contemplación, al descanso y, como no, a hacer una buena foto.
Hay que pagar para poder ver algo del castillo o jardines.
Castillo de Ussé
Lo vimos muy de pasada. Muy bonito por fuera. Sólo paramos para hacerle la foto. No es el que más me impresionó (aunque es uno de los mejores valorados por la gente). Se ve bien sin pagar.
Castillo de Chaumont
El edificio por fuera es muy bonito, pero por dentro tiene poca cosa. El espacio exterior es enorme. Los jardines están construidos siguiendo diferentes estilos. Existe una mezcla de naturaleza y arte. Te puedes pasar en el recinto, perfectamente medio día. Es el más caro de los castillos visitados (no sé muy bien por qué). Hay que pagar para verlo.
Castillo de Chambord
Es la estrella del recorrido. Ya desde que aparcas puedes ver el edificio en todo su esplendor. Te puedes encontrar con mucha cola para comprar la entrada, pero hay tantas taquillas, que va todo muy rápido. El recorrido por su interior es un poco caótico. A destacar el diseño de su doble escalera interior. El hecho de que haya tanta gente, le resta algo de encanto, pero en época estival, es lo que hay.
Pagando el parking ya lo puedes ver, pero recomiendo entrar.
Castillo de Sully-sur-Loire
Lo íbamos a ver sólo por fuera, y quedaba un poco alejado de la ruta, pero merece la pena. Aparcamos el coche y lo rodeamos, en un paseo de apenas 15 minutos. Es un castillo de postal, ya que parece que esté flotando encima del agua. Se ve por fuera sin pagar.
Castillo de Blois
Fuimos más por ver el pueblo que por el castillo (muy "normalito" visto desde fuera). El casco antiguo es pequeño y tiene alguna de esas típicas casas de madera tan frecuentes en la zona. Al lado del castillo hay unas calesas a modo de bus turístico (encontrarás también en la misma plaza, la casa de la magia).
Lo que más me llamo la atención del pueblo es una escalinata, que a medida que te vas alejando, puedes descubrir una obra de arte. Cuando fuimos nosotros estaba representado el retrato de la Gioconda. Por lo que sé, van cambiando.
Castillo de Saumur
En lo alto del pueblo, puede verse este castillo de cuento. Se visita rápido (la parte exterior), porque no hay mucho para pasear por los alrededores. Además del castillo, destacan las vistas de la localidad. No hace falta pagar para verlo por fuera.
Castillo de Angers
También lo vimos sólo por fuera (sin pagar). Es más parecido al típico castillo de torres y almenas que se ven por España. Hay unas rutas, marcadas en el suelo, para poder visitar el casco histórico sin perderte.
Castillo de Azay-le-ridau
Una de las sorpresas del recorrido. Es un bonito edificio, rodeado de jardines, que parece emerger del agua. El interior tampoco deja indiferente. Una serie de "artilugios" dan vida a las diferentes salas (diferentes máquinas que mediante un mecanismo se van moviendo y tocando diferentes piezas musicales). Se visita rápido.
Castillo de Amboise
Es otro de los castillos que vimos sólo por fuera. El pueblo es muy bonito. Las mejores vistas se obtienen desde el otro lado del Loira (se puede cruzar por un puente). Escogimos este lugar como "campamento base" y creo que fue una buena opción. El centro lo visitas en apenas una hora. Aquí también puedes realizar la visita de Clos Lucé, residencia de Leonardo da Vinci. En este lugar tuvo su taller y se pueden ver algunos de sus inventos (no entramos. Es uno de los edificios que descartamos).
Tours y Orleans
Para visitar el primero, tomaría de punto de partida, la catedral, muy bonita por dentro e imponente por fuera. Desde aquí, seguir su calle mayor (que va cambiando de nombre). Es un lugar repleto de bares y restaurantes, con un gran ambiente. A lo largo de esta calle, podemos encontrar varias fachadas, que recuerdan la época medieval de la ciudad. El recorrido, desviándonos un poco, acabaría en la Basílica de San Martín, parecida por fuera al Sacré coeur de París.
Orleans es la ciudad de la cosmética (antiguamente era la del vinagre...curioso!). Otra curiosidad es que, la ciudad conocida como el lugar donde vivió Juana de Arco, solo acogió a este ilustre personaje durante 10 días, durante una batalla de la guerra de los 100 años. De hecho se puede visitar una réplica de la casa donde permaneció esos días. Siguiendo por la moderna avenida que sale desde aquí, llegamos a la catedral, imponente edificio de estilo gótico. Muy cerca está el hotel Groslot, antiguo ayuntamiento (enfrente de la oficina de turismo). Se puede visitar gratis.
Ahora lo que ya queda por hacer, es dar una vuelta por el centro histórico, donde puedes hacer alguna parada para degustar una crep.
Las carreteras por esta zona, no están muy transitadas. Hay que circular siendo muy estricto con los límites de velocidad, ya que hay radares hasta debajo de las piedras. Recomiendo repostar en las autopistas, ya que te encuentras pocas gasolineras por las carreteras secundarias. El sistema que tienen es diferente al español en algunos lugares. Primero introduces la tarjeta de crédito, después pones gasolina y te descuentan el importe. Pero también puedes encontrarte que te retienen un importe elevado de la tarjeta, y te lo devuelven al cabo de unos días. Es lo que hay!
No vi muchos lugares adecuados para correr por la zona, ya que los pueblos son muy pequeños, y están unidos por carreteras con apenas arcén. Dejaremos el deporte para otra ocasión.