Un territorio tan extenso como Canadá necesita de más de una visita. Hay dos partes bastantes diferenciadas. La zona este, que es más cosmopolita, con algunas maravillas de la naturaleza, como las cataratas del Niágara, y la zona oeste de los parques naturales. Decidimos hacer la parte este y dejar el oeste para otra ocasión. Ahí va nuestro recorrido:
TORONTO
Lo primero que nos llamó la atención es la agilidad en el aeropuerto para hacer los trámites de entrada. Tú mismo pasas el pasaporte por unas máquinas, contestas un cuestionario (está en español también) y le entregas una especie de recibo al agente de aduanas. Eso es todo.
La primera impresión que me causó la ciudad, con diferencias evidentes, fue parecida a la de New York. Es como si fuera su hermana pequeña, con grandes rascacielos por todos lados, grandes avenidas e incluso con una plaza llena de neones al estilo de Times Square. Lo más llamativo de la ciudad son sus grandes estructuras de "cristal" que hacen de oficinas, ya que es una urbe financiera.
La lista imprescindible de visitas es corta: la CN Tower (no subimos para ver Torontontero), Yonge Dundas square (el pequeño Times Square), la plaza Nathan Philips, donde te puedes hacer la típica foto con la palabra "Toronto" y la ciudad subterránea (ideal si vas en invierno, porque puedes recorrer parte de la ciudad sin pasar frío, disfrutando de los locales de restauración y tiendas).
Hay otra serie de edificios bonitos que te vas encontrando mientras paseas por la ciudad, como el Gooderham building, o los alrededores del estadio de béisbol...que ya irás descubriendo.
NIÁGARA ON THE LAKE
Es un pequeño pueblo que nos encontramos antes de llegar a las famosas cataratas del Niágara. Es como los barrios de casas unifamiliares de clase alta que se ven en muchas películas americanas. Todo esto rodeado de muchas zonas ajardinadas y tiendas de souvenirs y restauración.
CATARATAS DEL NIÁGARA
Naturalmente, el punto estrella del recorrido. Una de las cosas que me llamó la atención es el pueblo donde están ubicadas, Niágara Falls. Se trata de un lugar hecho para el turismo, al más puro estilo de las Vegas, con hoteles, restaurantes, tiendas, atracciones...
Ver las cataratas es algo impresionante. No son muy altas, pero sí muy extensas. Es increíble ver la cantidad de agua que cae por ahí. Hay como dos saltos diferentes. El que tiene forma de "U" es el más espectacular.
Desde los miradores se puede apreciar que los canadienses tienen una mejor vista de los saltos de agua que los estadounidenses.
Una experiencia que recomiendo es la de coger un Ferry que te lleva hasta casi la misma bases de las cataratas. A pesar del chubasquero que te dan, acabas bastante mojado. Hicimos bien en llevar unas chanclas, porque los pies acaban chorreando.
MIL ISLAS
Hacen de frontera natural entre Canadá y Estados Unidos, en el curso superior del río San Lorenzo. Hicimos un recorrido de una hora. Vas viendo las construcciones (sobre todo mansiones) que se han ido edificando en las diferentes islas. Luego dicen que el dinero no da la felicidad.
OTTAWA
Una de las sorpresas agradables del recorrido. Es la capital del país, pero da la sensación de no estar tan masificada. Hay muchas zonas con encanto y aquí sí te encuentras muchos edificios, esculturas...parecidos a las de ciudades bonitas como Praga o Viena.
Como en Toronto, os hago un listado de lugares que hay que ver:
- Parlamento
- Hotel Fairmont Chateau
- Catedral de Notre Dame
- Mercado ByWard (aquí, además de muchos lugares para comer, encontrarás la palabra "Ottawa" en grande, para hacerte una foto.
Aquí estuvimos un día y medio y no nos dio tiempo de hacer mucho más.
QUEBEC
Para mi gusto, la ciudad más bonita de todo el recorrido. Coincidió que en esas fechas se celebraba el festival de verano, con conciertos gratis. Así que la diversión estaba asegurada hasta la noche.
Aunque también mencionaré algunos lugares para ver, el encanto de esta ciudad radica en cada rincón. Déjate llevar dando un paseo por las principales calles y disfruta con todo lo que te vas encontrando (eso sí, llévate un mapa para no perderte nada).
Destaco estos lugares:
- Viex-Quebec
Aquí hay que diferenciar dos partes, la alta y la baja. Para ir de una a otra puedes hacerlo caminando o con un pequeño funicular de pago. Las calles más bonitas para ir visitándolo son: Saint Jean, Saint Louis, Rue du Petit Champlain y Rue du Trésor.
- Place Royal
- Chateau Frontenac
- Ciudadela
Aunque es de pago, el cambio de guardia puedes verlo gratis. No es muy espectacular, como en ciudades como Londres, Copenhague, Estocolmo...
-Las puertas de acceso:
Las más bonitas son las de Saint-Jean, Kent y Saint Louis.
- Parlamento
- Catedral de Notre Dame (no os perdáis un mural, en la fachada de un edificio que hay en una de las calles que desembocan en la plaza donde está la catedral).
- Gare du Palais
Aparte de eso, hay un paseo agradable en la zona del puerto, aunque a nosotros nos pilló aquí la lluvia y no pudimos disfrutarlo bien.
COSTA DE BEAUPRÉ
Toda esta zona está relativamente cerca de Québec. Nosotros contratamos una excursión, que nos llevó a diferentes lugares. Mereció mucho la pena.
Basílica de Sainte Anne de Beaupré: espectacular edificio religioso. Por fuera es bonito y por dentro no se queda atrás, con sus pinturas, vidrieras, mosaicos y esculturas.
Isla de Orleans: me recordó mucho a la zona de mil islas, con sus grandes casas y jardines. Un remanso de paz en general.
Cascada de Montmorency: gran salto de agua (más alto que las cataratas del Niágara, aunque menos ancho).
Cañón de Santa Ana
Fue otra de las sorpresas del viaje. Se trata de un camino que transcurre entre el bosque, pasando cerca de una gran cascada de agua, con bonitos senderos, puentes colgantes... toda una experiencia.
MONTREAL
La última de las ciudades del recorrido. Lo primero que hicimos es un tour panorámico, para ver la zona olímpica, que está en las afueras, y el circuito de F1 de Gilles Villeneuve (el autocar nos hizo un recorrido por dentro del circuito). Desde esta zona hay unas vistas fantásticas del Skyline de la ciudad.
El centro histórico es también muy europeo, como en Québec. Tiene una calle principal, donde te vas encontrando los edificios más importantes y que va desembocando en diferentes plazas muy bonitas.
Por otro lado Montreal tiene una parte céntrica, pero alejada del centro histórico, con muchas iglesias, calles animadas, tiendas, grandes plazas...
Es una ciudad con muchos contrastes a nivel arquitectónico.
Nos llamó la atención la cantidad de indigentes que hay por todos lados en esta ciudad. Nos enteramos que el estado ofrece una serie de recursos a estas personas, y eso hace que a pesar de todo, los índices de delincuencia sean muy bajos.
Fue en esta ciudad donde probamos uno de los platos "estrella" de la zona francófona del país, la poutine, un plato hecho con patatas fritas, queso en grano y salsa de carne.
En la época de verano, que es cuando fuimos, hay un espectáculo de fuegos artificiales que merece la pena ver.
Y así a grandes rasgos, éste fue nuestro recorrido por este bonito país, al que tenemos que volver en otra ocasión.