lunes, 10 de agosto de 2015

Fiordos de Noruega

El barco

La opción de hacer este recorrido en crucero es cómoda, entretenida y, a la larga, puede resultar más económica (que no barata).
Es cómoda porque cada día puedes ver un lugar diferente, sin tener que hacer traslado de maletas o largas distancias por carretera. Es entretenida, porque un crucero te ofrece un sinfín de actividades para que no tengas tiempo de aburrirte (clases de baile, espectáculos teatrales, música en vivo..). Y es económica, porque Noruega es un país carísimo. Una cerveza cuesta 8 €, un café 5 €... En el barco tienes incluidas todas las comidas y las bebidas.

Tengo que decir también, que son muchas las navieras que ofrecen este recorrido. Os explico algo sobre los pueblos que visitamos.


Malmö

En esta ciudad sueca iniciamos el viaje. Unos puntos pintados en la acera, te orientan para ir desde el puerto, hasta el centro. Es un lugar animado, en el que puedes disfrutar del bullicio de alguna de sus plazas, o de la tranquilidad de sus parques.



Stavenger

En menos de una hora puedes ver este pintoresco pueblo. Pero lo realmente interesante es hacer la excursión al Preikestolen (conocido como el púlpito). Se trata de una ruta, en la que tienes que gozar de  una forma física "aceptable".


 La ida es toda de subida, por un camino pedregoso y resbaladizo, así que hay que ir con cuidado. Si quieres hacerlo tranquilamente, puedes invertir un par de horas. Una vez arriba, aunque hay gente para todo, es importante extremar la precaución, ya que se trata de un acantilado, sin barreras de seguridad, con una caída de más de 600 metros. La vuelta se hace algo más rápido. 


Desde Stavanger sale un ferry cada media hora más o menos, hasta Tau. Desde allí, se coge un autobús hasta el inicio de la ruta. Nosotros hicimos la excursión con la empresa Shore2Shore, con una guía que nos recogió en el barco, y nos acompañó hasta el inicio de la ruta (después cada uno iba a su ritmo). Después de tres horas y pico, de vuelta al barco.

http://www.shore2shore.es/

Bergen

Lo mejor, es empezar la visita dirigiéndote al funicular, a primera hora de la mañana, para poder subir hasta el monte Floyen sin colas. En algo más de 5 minutos accedes a un mirador de la ciudad privilegiado.



Una vez arriba, puedes dar un paseo por los alrededores y ver paisajes de postal, o hacerte la típica foto con el Troll.



Recomiendo bajar otra vez al centro de la ciudad, dando un paseo de aproximadamente 45 minutos,  por un sendero señalizado.
Una vez en la ciudad, lo mejor es ir descubriendo la ciudad a tu aire, sin perderte, eso si, el mercado del pescado y las casas de colores de Bryggen.
Del mercado decir, que os encontraréis muchos vendedores españoles. Es un buen lugar para probar el salmón "salvaje", la ballena o la carne de reno.

"montadito" de salmón y ballena
Las casas de Bryggen, aparte de por su valor arquitectónico, destacan por ser un buen lugar para adquirir un souvenir , no por los precios, pero si por la variedad.




Skjolden

Pequeño pueblo situado al final de uno de los fiordos más conocidos de Noruega, el de Sognejford, El pueblo en si, no tiene nada para ver, pero a nivel de paisaje, es uno de los más bonitos que visitamos durante esos días. Puedes ver montañas, prados, cascadas... 



En la oficina de turismo, te pueden orientar por si quieres hacer otro tipo de excursiones, que se pueden contratar allí mismo (en una caseta que hay en el exterior).
 Mi recomendación para este lugar es, ir a visitar un par de cascadas que hay cerca de la carretera (según sales de la oficina de turismo, cogiendo la carretera hacia la derecha. Llegas en una hora aproximadamente) y después, ir a probar unas fresas buenísimas, que venden en una casa de payés, cercana a la oficina de turismo (eso si, sólo se puede pagar con coronas).


De Hellesylt a Geiranger

En este día realizamos la segunda excursión contratada con Shore2Shore. Creo que es muy recomendable hacerla, ya que los pueblos de Hellesylt y Geiranger se ven en diez minutos. Un autocar nos recogió en el barco y, tras alguna parada fotográfica, y unas magníficas explicaciones del guía, llegamos a Briksdal.
En un paseo de algo más de 1h de subida, llegas a un "brazo" del glaciar de Briksdal. Si bien no puedes subir a tocarlo directamente, siempre puedes coger alguno de los pedazos que se han desprendido. Tanto el camino, como la recompensa final en forma de hielo haciéndose paso entre las montañas, merecen la pena.




A continuación de este magnifico recorrido, la jornada todavía nos ofreció otra sorpresa. Después de subir por una carretera serpenteante, llegamos a un mirador (en el monte Dalsnibba), desde donde se obtienen unas magníficas vistas de toda la zona. Las temperaturas aquí, rondaban los 8º.




Una vez en el barco, la salida de Geiranger a través del fiordo, es otro espectáculo de la naturaleza que no te puedes perder. Fíjaos sobre todo en el salto de agua de las siete hermanas a la derecha, y de la botella, a la izquierda. Están prácticamente en la misma zona.





Alesund

Son muchas las cosas que se pueden hacer en esta ciudad, pero nosotros optamos por hacer un recorrido a pie (no entramos a museos, ni cogimos el autobús ni el trenecito turístico...).
Lo primero, fue ver los edificios de estilo "Art nouveau", muy cercanos al puerto.


Después de callejear un rato, decidimos subir los 418 escalones que te conducen al mirador. La verdad es que, con las bajas temperaturas, y con las paradas para hacer fotos, no se hace excesivamente pesado alcanzar la "cima".



La vuelta se puede hacer por un fácil sendero que parte desde la parte posterior del mirador. En poco más de treinta minutos de bajada, regresas al centro de la ciudad.

Y con esto se acabó nuestro recorrido por tierras vikingas. Como el avión de vuelta a Barcelona salía pronto, no nos dio tiempo a ver la ciudad de Trondheim.
 En nuestra retina quedan esos verdes paisajes, sus altas montañas, esos saltos de agua cristalina, o ese sol de medianoche, iluminando el Empress a su paso por el Atlántico.


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