miércoles, 1 de diciembre de 2021

Maratón de San Sebastián 2021

 Después de 13 maratones, afrontaba los 42'195m con un nuevo objetivo; bajar de las 3 horas. Hace unos años hubiera sido impensable, pero la mejora progresiva de mi estado de forma en este último año, me hacían ser optimista.

El lugar elegido para la gesta fue San Sebastián. Un recorrido prácticamente llano, a doble vuelta, que nos iba a deparar alguna sorpresa.

Bien temprano salimos de casa Paco y yo, en coche, para recorrer los poco más de 500 km que separan las dos ciudades (bueno, ciudad y pueblo). Los últimos km fueron un adelanto de lo que nos esperaba. Una nevada cayó a nuestro paso por la Autovía. Por suerte los quitanieves estaban haciendo bien su trabajo, y todavía era el inicio del temporal, así que pudimos pasar. Horas más tarde, cuando ya habíamos llegado a Donosti, cerraron la carretera.

Como hacía frío, viento y llovía bastante (incluso cayó granizo), nos limitamos a recoger el dorsal, comer y echar una buena siesta en el hotel. 

Por la noche una buena toma de hidratos en un restaurante italiano (lo que vienen siendo unos espaguetis), y a dormir. El día siguiente iba a ser duro.

A las 7 h del domingo ya estábamos en pie desayunando. El temporal seguía ahí fuera. Pero como dice mi amigo Rafa, no habíamos ido para ir a la playa. Habíamos ido a correr. Y así es como, poco antes de las 9h, Paco y yo estábamos en la línea de salida con objetivos diferentes. Él correr una más, sin importar el ritmo (el fin de semana anterior había corrido una ultra de casi 100 km) . Yo, queriendo parar el crono antes de las 3 h.

Enmedio de un aguacero impresionante se dio la salida...



...y esto es lo que pasó:

De la salida al km 16

Salgo al ritmo planeado de 4'10"- 4'12" y  me mantengo ahí sin problemas. La sensación es de que iba "muy cómodo", pero ya iba bien a esa velocidad. Todo según lo previsto. La lluvia ya nos había dejado a todos empapados, y las fuertes rachas de viento llegaban a tambalearte y a frenarte, pero podía seguir manteniendo la media. En algunos puntos me iba cruzando con Paco que había empezado muy fuerte.

Km 17

Punto clave de la carrera. Hacía tres semanas tuve una sobrecarga en los cuádriceps que me hizo modificar el planning de entrenos, para llegar  lo más recuperado posible. Y creía que así era, pero de repente, un leve tirón en el mismo lugar, me anunciaba que la cosa no iba a acabar bien.

Km 18 a 23

Lo que menos me importa en este punto es el clima. Incluso disfruto más así que si hace calor. La pierna me sigue dando avisos esporádicos de que estoy forzando la máquina. Se me pasa por la cabeza abandonar. Faltan unos 20 km y pienso que en cualquier momento se puede producir el pinchazo. Pero no he estado tres meses entrenando para ahora dejarlo así. De esta manera, sigo avanzando, con la liebre de 3 horas todavía muy por detrás mío.

Km 23 al 36

La carrera continúa.  Los bonitos lugares por los que pasamos quedan en segundo plano. He decidido bajar un poco el ritmo, pero al poco tiempo, vuelven las malas sensaciones. Al problema de cuadríceps se le junta otro aviso de pinchazo en los isquios de la misma pierna. La gente anima, a nivel de cardio voy perfectamente, pero antes de llegar al km 36, la liebre de 3 h me ha alcanzado, y no hago ni el intento de seguirla. Mi mente está fuerte, pero cada paso se convierte en un calvario para mi pierna izquierda. La situación me recuerda al maratón de Praga, donde tuve los mismos problemas. ¿Me faltan ejercicios de fuerza?¿Hago pocos km...o hago demasiados? Empieza a llover a mares otra vez.

Km 36 hasta meta

Miro el GPS y, aunque soy consciente de que el sub 3 h ya se ha ido, me doy cuenta de que mi marca personal todavía es posible si no me rompo, así que bajo otra marcha, y como si de un entreno se tratara, me pongo al trote para intentar llegar a meta "entero". Y así sucede. A ese ritmo la pierna no se queja tanto. La meta está más cerca y está claro que lo voy a conseguir. Pasó el arco de llegada en 3h 3' 23", mejorando el 3h 8' 45" que tenía de Zürich en el 2016.

Me cambio, me tomo un caldito que nos ofrece la organización àra entrar en calor y me voy al hotel, donde me espera una buena ducha de agua caliente. Allí me encuentro con Paco, que ha hecho un espectacular tiempo de 3h 28', después de tantos km acumulados en sus piernas.

La sensación es agridulce. No pude bajar de las 3 horas, pero pese a todo, pude acabar la carrera y bajar mi anterior marca más de 5 minutos. 

Como premio al esfuerzo, aunque no se deba hacer, la recompensa en forma de tortilla, bacalao, chuletón y sidra, en una conocida sidrería en las afueras.


Ya por la tarde, después de acompañar a Paco al aeropuerto, de vuelta al hotel a descansar.

La mañana siguiente amaneció fría y nublada, pero sin la lluvia y el viento del día anterior. Es lo que tiene el norte. Aproveché para hacer un poco de turismo...y de vuelta a casa.



Cuando cumplí los 40 años decidí no hacer ya entrenos tan fuertes...y dos años después logré mis mejores marcas entrenando el doble. A los 45 pensé que ya iba "hacia abajo"... y con 47 años volví a pulverizar mis registros. Hace un mes pensé que San Sebastián sería el último cartucho para bajar de las 3 h...¿Habré cambiado ya de opinión?

To be continued...😏




4 comentarios:

  1. 👏🙌👏🙌ets un crack!! A gaudir del running siguin quins siguin els objectius.
    Pallejanos runners.

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  2. Eres un fenómeno!esto no para y la veteranía es un grado

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