Otra vez tocaba juntar las dos "actividades" que dan nombre a este blog, viajar y correr. La perspectiva inicial de hacer un fin de semana entero y casi todo el lunes se vio reducida (la combinación de Vueling y mal tiempo se unió en nuestra contra).
Pero vamos poco a poco. A media mañana Carlos, Goyo y yo estábamos ya en el aeropuerto de Barcelona para coger un vuelo con destino a Jerez de la frontera, que en esta ocasión iba a cambiar las motos por cientos de corredores recorriendo sus calles. Las intensas lluvias nos pusieron la primera traba del camino. El vuelo salió con retraso, así que antes de llegar a Jerez buscamos algún lugar para comer, ya que era muy tarde. Ya con el estómago lleno nos dirigimos a recoger el dorsal y, como no, a hacernos las primeras fotos de rigor.
A las 7 de la mañana del día siguiente ya estábamos en pie. El día anterior escogimos el lugar de desayuno. El típico bar donde sirven manteca "colorá", zurrapa de lomo... pero que se quedó en un bollo de jamon york, por eso de controlar la alimentación antes de correr. A la hora prevista ya estábamos saliendo del apartamento. Hasta la salida había una distancia de 2 km, así que la hicimos corriendo para calentar. La organización era buena, pero el guardarropa, donde dejamos una camiseta de recambio, tenía sólo 2 voluntarias, así que se formó una gran cola que nos impidió calentar un poco más.
Carlos se había lesionado semanas antes y hasta el último momento tuvo la duda de participar o no. No había podido entrenar y no sabía si su pierna aguantaría una carrera tan larga. De esta manera, su objetivo era acabar la carrera. Saldría a ritmo de finalizar en 2 h...y a ver que pasaba.
Goyo se había fijado el objetivo en correr a 5´el km, lo que le llevaría a un tiempo de 1h 45´aproximadamente. Los entrenos no definían exactamente si podía llevar ese ritmo, pero lo iba a intentar.
Por mi parte, el objetivo era bajar "cómodamente" de 1h 30'. Mi intención era rondar la 1h 28'.
Y empieza la carrera. Me pongo al lado de la liebre de 1h 25´. Pasan los primeros km y me veo cómodo. El circuito no tiene casi desnivel y se lleva bien el ritmo. Aprovecho para hablar con la liebre y me dice que el recorrido es prácticamente llano. Hay dos subidas en el km 11 y 16 y una bajada casi constante desde el km 18 al 19'5, donde haces un giro y entras en el estadio.
Los km van pasando y no voy tan "fino". Cerca del km 5 bajo un poco la intensidad, apenas 3", que hacen que vuelva a correr cómodo, ya que empezaba a ir un punto más rápido de lo que podía. De esta manera iba viendo como la liebre se iba alejando poco a poco.
En el circuito hay varios giros de 180º que hacen que vayas viendo corredores más avanzados que tú, pero tambien a los que van por detrás. A Carlos no lo vi, pero sí que me crucé con Goyo. Me alegró ver que iba cerca de la liebre de 1h 35´. Vaya ritmo que llevaba!!!
Y los km iban pasando. Los puntos difíciles quedaron atrás, y apenas había perdido segundos. Llegados al km 18, y encontrándome bien, volví a apretar un poco más. El último km fue de locos. Me pasó un corredor que pensé que era de mi categoría de edad, y cambié de ritmo para llegar antes que él (más tarde comprobé que tenía otra franja de edad en la clasificación). La cosa es que me salió un último km a 3'50". Cuando pasé por meta paré el crono en 1h 26'55" (el tiempo oficial me "regaló" 4 segundos más porque solo contemplaba cuando llegabas y no el tiempo real).
Volvimos al apartamento, con alguna foto más por el camino, y después de una ducha, a seguir con el recorrido turístico (habíamos alquilado un coche).
Sanlúcar de Barrameda
Ciudad famosa por sus carreras de caballos en la playa. Aunque nosotros fuimos a otra cosa, a "tapear". Nos sentamos en una terraza y nos dimos un premio en forma de chocos, calamares, pinchos... después un breve paseo por el paseo marítimo donde pudimos ver de lejos el parque de Doñana y la desembocadura del Guadalquivir, y rumbo a nuestro siguiente destino.
Cádiz
Hace un tiempo ya había estado aquí. Es una ciudad para ir callejeando sin rumbo. Tuvimos la suerte de encontrar un aparcamiento en poco tiempo y gratis, ya que la zona azul no se paga en domingo. Primero dimos un paseo por el casco antiguo, viendo por fuera el ayuntamiento, la Catedral y el mercado, entre otras cosas. También anduvimos un rato por el paseo marítimo, con una bonita perspectiva de la ciudad. Luego nos sentamos en una terraza, a mezclarnos con el ambiente gaditano y a tomar algo acompañado de unos dulces típicos que compró Goyo. Todavía era pronto para cenar, así que improvisamos sobre la marcha nuestra siguiente parada.
El Puerto de Santa María
A este pueblo fuimos un poco a ciegas, pero nos quedaba bien ubicado para volver después a Jerez. Aquí están las bodegas Osborne, pero al ser domingo, y ya tarde, estaban cerradas. No tenía mucho para ver, y la zona de restauración no era muy extensa, pero suficiente para encontrar un sitio para cenar. La verdad es que nos gustó el lugar.
A la mañana siguiente nos dio tiempo a muy poco. Un desayuno, esta vez si calórico a tope, un paseo por la zona centro y por el mercado, y una visita a una administración de lotería para coger un número de Navidad. Después de eso dejamos el coche de alquiler, y de nuevo otro retraso de Vueling. Por lo menos nos dio tiempo para poder empezar a planificar nuevas aventuras runners.
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