Estos dos lugares de la Costa Brava seguramente son muy conocidos por la mayoría de catalanes.
Blanes es un lugar masificado en época estival y para mi no es que tenga un encanto especial, pero normalmente en el mes de junio o julio, se celebra un concurso de fuegos artificiales que el año que fui me pareció espectacular. El paseo marítimo y las calles colindantes se llenan de gente para apreciar esa maravilla de luces y sonido que cubren todo el pueblo. Merece la pena ir a verlo.
Tossa de Mar si es uno de esos sitios en los que hay que perderse. Puedes callejear y disfrutar (si te gusta) de las innumerables tiendas de la zona. A continuación puedes subir a la zona del castillo para recrearte con las maravillosas vistas desde lo alto. El paseo marítimo es pequeño, pero un buen lugar para degustar platos variados, comerte un helado, o simplemente tomar una cerveza con vistas al mar.
Y para acabar decir, que entre Blanes y Tossa tuve una experiencia runner muy buena con Víctor y su amiga Yoli, que estaba preparando la xtrem running. Salimos de Blanes temprano y fuimos corriendo hasta Tossa, alternando el GR 92 con el espectacular camino de Ronda (pasando por Lloret). Recomiendo hacer esta ruta, aunque sea andando. La vuelta fue más fácil. Subidos en un autobús volvimos, esta vez por carretera. Como anécdota decir que una parte la hicimos con unos atletas que estaban realizando una cursa por Lloret. Casualidades de la vida.
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