Lisboa
Es una ciudad de la que guardo un buen recuerdo sobre todo por dos motivos: fue la primera capital europea que visité en el extranjero y, años más tarde, fue la primera (y de momento la única) vez que corrí un maratón fuera de España.
La primera impresión que te puede dar la ciudad es que es un lugar descuidado e incluso sucio. Pero a medida que pasas el tiempo en ella aprecias que tiene un encanto especial.
Mi llegada a Lisboa fue a través del puente 25 de abril. La sensación era la de estar entrando en San Francisco (mirad la foto).
Para ver lo esencial de Lisboa con dos o tres días es suficiente. Básicamente yo optaría por hacer tres tipos de recorrido.
- Primero me daría un paseo por la zona más comercial y animada (Plaza del Rossio, Avenida Liberdade, Plaza del Comercio. Esta zona es conocida como la Baixa).
- En segundo lugar cogería el tranvía 28 en alguna de sus paradas y subiría hasta el Castillo de San Jorge (hay que pagar entrada). A continuación visitaría el mirador de Santa Luzia. Para volver a la zona comercial iría andando, cruzando el Barrio de la Alfama, por la calle que pasa junto a la Catedral. Por esta zona hay varios restaurantes donde, a buen precio, puedes degustar unos platos exquisitos. Todavía me acuerdo de una caldereta de marisco espectacular que me comí. En toda Lisboa son muy típicos los platos de mar, en especial el bacalao.
- Por último cogería el tranvía 15, que recorre una de las pocas zonas llanas de Lisboa, para visitar la torre de Belem, el monumento a los descubrimientos y el monasterio de los Jerónimos.
Y para salir por la noche la mejor zona es la del Bairro alto. Es un lugar lleno de bares, restaurantes y locales para tomar algo o para escuchar algún Fado. Se puede acceder a través del elevador de Santa Justa (en la última planta hay unas buenas vistas de la ciudad)
El maratón de Lisboa, aunque me hizo ilusión correrlo, no es de los que yo más recomendaría. Tiene un recorrido muy exigente de continuas subidas y bajadas y pasa por una zona muy larga que tiene que ser muy dura en un día de viento. Los seis últimos km son de pendiente constante. Tampoco me gustó que, a mitad de carrera, nos juntáramos con otras distancias que se corrían a la vez, por el mismo trazado.
Si disponéis de vehículo propio podéis acercaros al Palacio de Queluz, a la playa de Estoril y sobre todo, al Palacio da Pena en Sintra.
Palacio de Queluz |
Palacio da Pena |
Y eso es todo. Os dejo unas palabras de Eugenio de Andrade,
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