miércoles, 23 de mayo de 2018

Maratón de Liverpool

En la década de los 60, los jóvenes Jhon Lennon, Paul McCartney, George Harryson y Ringo Starr, triunfaban en el mundo entero con un pop/rock innovador que les convirtió en una de las bandas más importantes de la historia de la música, The Beatles.
 La ciudad que los vio nacer nos abría ahora sus puertas para que, de alguna manera, nosotros también experimentáramos esos sentimientos de alegría y satisfacción, que seguramente ellos tuvieron tocando en The Cavern
Y es que la ciudad de Liverpool celebraba su maratón anual y allí estábamos Goyo, Paco y yo, para recorrer sus 26.2 millas, que pasaban por los lugares más emblemáticos de la ciudad. El cuarto beatle, Carlos, esta vez no había podido asistir a la cita, pero sabemos que todavía nos quedan muchos conciertos a los que acudir.



Por cuestiones ajenas a la carrera, Goyo y yo llegamos por la tarde a la ciudad inglesa, mientras que Paco lo hacía por la noche (necesitaría hacer otra entrada en el blog para explicar todo lo que tuvo que hacer para llegar a su alojamiento, pero bueno, mejor lo dejo para otro día). 
Como ya viene siendo costumbre, bastante molesta por cierto, el avión se retrasó dos horas, así que tocó cruzar los dedos para que no cerraran la feria del corredor, dónde tenían que darnos los dorsales.



Por suerte llegamos a tiempo. Pudimos hasta hacer un poco de turismo antes de la cena.



La zona donde estábamos alojados tiene mucho para ver, así que en una primera toma de contacto ya pudimos conocer la famosa estatua de los Beatles, la animada zona de muelles de Albert Dock, con sus tiendas y restaurantes, el bonito edificio del Royal Liver Building...



Pudimos apreciar también que en esta ciudad, la principal zona de bares y locales (muchos con música en vivo), ya tiene mucho ambiente por la tarde.


Para acabar la jornada cenamos en el Amalia Italian, un buen restaurante para cargarnos de hidratos de carbono en forma de pasta. El día siguiente iba a ser duro.

Y LLEGÓ EL GRAN DÍA...

El domingo por la mañana amaneció con un sol radiante. Además de las ganas de correr, nos habíamos traído el clima de España. Las expectativas de tener un ambiente ideal, que para mi es correr a unos 10 grados, desaparecieron rápidamente. Tocaba luchar contra la distancia, el desnivel de la prueba y con la temperatura. Goyo y Paco estaban menos preocupados, ya que rinden bien en los ambientes cálidos. Para Paco además, el desnivel y la distancia no eran un problema, ya que está acostumbrado a realizar ultras que superan con creces estos dos factores.



Y comienza la prueba, 15 minutos después de la hora prevista. Aunque me surgen dudas, decido mantener la idea inicial en cuanto al ritmo se refiere. He entrenado para ir a 4´30´´ el km, pero sé que el recorrido y el calor harán que en algún momento baje la marcha. Mi objetivo no es hacer 3h 10' como en otras ocasiones, sinó aguantar todo lo que pueda el 4'30''. Paco y Goyo no piensan tampoco en una marca determinada.
Los primeros km, aunque ya cuesta arriba, son bastante cómodos. El km 10 coincide prácticamente con la llegada a los estadios del Liverpool y del Everton, que están a muy poca distancia entre si.



Me tomo mi primer gel. Goyo y Paco están por detrás y no sé cómo lo estarán pasando. Sigue la carrera, y los toboganes se suceden. Las rampas son mucho más duras de lo que pensaba. 
Llegamos al km 14 y la carrera empieza a bajar. Tenemos un par de km de respiro, antes de volver a callejear otros 2 km con pequeños desniveles... y volver a subir. Pasado el km 18 decido que tengo que levantar el pie del acelerador, o no llego a meta. Me olvido del ritmo, y a correr por sensaciones. Justo antes de la media maratón, me alcanza la liebre del 3h 15' y los sigo un rato. Veo que poco a poco me van dejando atrás y, saliendo del parque Sefton Park, muy bonito por cierto, vuelvo a echar el freno. Y el km 30 se va acercando. Tengo la idea que a partir de aquí la carrera suaviza, pero se desvanece enseguida. Cuando tienes unos instantes de calma, enseguida viene un giro, y otra rampa. Que duro se está haciendo!!!

Por primera vez desde que empezamos, me cruzo con Goyo. El está subiendo y yo bajando. Nos saludamos y seguimos con nuestra carrera
Las sensaciones no son buenas. Ya no me planteo una marca determinada, pero conservo la idea de por lo menos bajar de las 3h 30', ya que exceptuando mis tres primeras maratones, siempre he hecho por debajo de ese tiempo. 
Los últimos km creo que fueron los peores. Pasado el km 36, giramos para encarar la línea de meta. El sol empieza a picar cada vez más. Bebes, te echas agua por la cabeza, buscas la zancada adecuada, pero parece que nada funciona. Mirando alrededor ves que todo el mundo está igual. Muchos incluso han optado por andar. Más que un paseo marítimo parece una escena de The walking dead.




Finalmente llega la meta. Algún osado tiene ganas de esprintar. No siento una especial alegría al pasar el arco, más bien alivio. Se acabo el sufrir y por lo menos, he bajado de 3h 28'. Además he conseguido entrar el 219 de 3234 finishers.




Me tumbo a esperar a mis compañeros de fatiga. Goyo llega con 3h 36' y Paco con 3h 57'.
No es una carrera para hacer buena marca, pero se puede disfrutar, ya que hay muchos conjuntos animando en la calle, se pasa por los lugares más emblemáticos de la ciudad, tiene buenos avituallamientos, cruzas parques muy bonitos...
Después de la carrera tocó un buen descanso en el hotel, ya que Goyo no estaba muy "fino" y Paco había corrido con un tirón desde el km 10...y a mí, la verdad, me apetecía mucho tumbarme en la cama.
Por la noche, a cenar y de vuelta al hotel, pasando otra vez por la zona de fiesta.




NOS VAMOS DE TURISMO

El lunes aprovechamos para acabar de ver otras zonas importantes de la ciudad. Lo primero que hicimos es ir al museo de los Beatles. Con una audioguía te explican la historia de la banda y te muestran algunos de los objetos que les pertenecieron. También hay espacios que recrean lugares emblemáticos de su trayectoria. Importante ir pronto para evitar encontrarte con grupos interminables de japoneses.



La siguiente parada las catedrales de Liverpool. Merece la pena una visita a las dos.
En la Liverpool Cathedral puedes subir a la torre (aunque con un tramo de escaleras, se sube en ascensor), desde donde hay unas vistas estupendas.


Como anécdota decir que es la primera vez que veo un bar dentro de un edificio de esas características.


La Metropolitan Cathedral destaca por su arquitectura moderna, con una planta circular y vidrieras de diferentes colores en su interior.


Cerca de estas construcciones está el barrio chino. En la foto estamos sonrientes. En carrera, en plena subida, no tanto.


Y esta es la crónica de un gran fin de semana con los amigos, compartiendo nuestra afición a los viajes y a las carreras. Ya pensando en la siguiente...

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